lunes, 14 de noviembre de 2011

De la Vida y el Hombre.


(III)
 TINTA NEBULOSA.

Sueño con tormentas esperanzadoras, con lluvias de oportunidades, con tiempos flexibles, con experiencias fortificantes, con pastos más verdes y verdes más vastos. Tierras inexploradas donde el hombre es tiempo y su pensamiento viento. Sueño, por que sé que si no sueño moriré en la monotonía vaga y material de este mundo.
Hoy se nos prohíbe soñar si se quiere triunfar, se nos prohíbe pensar si se quiere hacer,  se nos prohíbe dudar si se quiere perdurar. Sueño  con romper estas ataduras por medio del conocimiento, de la lectura, de las palabras, de sus silabas, de sus letras y de su tinta. Tinta que en cada frase se encorva con mi espíritu, cincelando las angustias de la vida y las derrotas de los días, que hoy no son días sino experiencias, no son amores sino multitudes, no son afectos sino defectos. Qué triste es pensar en estos días, días desolados, fugaces, caracterizados por la soledad, por la inseguridad y la intolerancia.
Los días, las horas, los minutos, los segundos, las milésimas nos carcomen el  pensamiento, nuestros sueños, que son la voz del ser, ese que está en lo más profundo de la existencia, pero que en momentos de alegría y estrecha amistad parece estar más afuera que adentro, más en la mirada que en el fondo, más arriba que abajo. Sueño con   momentos infinitos donde el tiempo no es juez. Amistades que se alargan con las palabras, con el vino y los relatos, donde se entremezclan  raciocinios y risas, donde la guitarra detiene el tiempo y acelera los latidos. Es en estos momentos donde nos hacemos íntegros,   transparentes e inquebrantables. Sueño por medio de estas palabras, por medio de estas líneas entintadas  que una a una me transportan a un espacio en el que soy leve, supremo, y el  tiempo pasa de largo, pues gracias a las tinta,  por un momento, invisible soy a estúpidos caprichos y banalidades.

 Sebastián Beltrán Ospino

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