(II)
QUIJOTES OBSTINADOS.
Las circunstancias de la vida se entrometen en los deseos y anhelos de los hombres. La tarea máxima reside en el carácter de desenvolvimiento ante adversidades inconstantes e impredecibles. Dicha labor requiere de ideas fuertes y espíritus férreos ante las dudas vacilantes, que se convierten en las trampas persistentes. Piedras en el camino que cuestionan al hombre día a día, problema a problema. La dubitación simboliza el acto etéreo de catalogar a los hombres entre valientes y débiles, imprescindibles e inconstantes, quijotes y fútiles. La duda es piedra y camino que exige a los hombres a emprender una vida de batalladores o de simples desertores que deambulan por los empinados y siempre curvados caminos. Este mundo requiere de hombres imprescindibles, de quijotes incansables y obstinados dispuestos a ser minoría en una tierra cada vez menos nuestra, donde los trayectos son mayores. Las ideas serán nuestra montura, convicciones eternamente galopantes que no cederán ante las inconstantes e impredecibles adversidades.
Sebastián Beltrán Ospino
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