lunes, 14 de noviembre de 2011

De la Vida y el Hombre.


(II)
QUIJOTES OBSTINADOS.
Las circunstancias de la vida se entrometen en los deseos y anhelos de los hombres. La tarea máxima reside en el carácter de desenvolvimiento  ante adversidades inconstantes e impredecibles.  Dicha labor requiere de ideas fuertes y espíritus férreos ante las dudas vacilantes, que se convierten en las trampas persistentes.  Piedras en el camino que cuestionan al hombre día a día, problema a problema.   La dubitación simboliza el acto etéreo  de catalogar a los hombres  entre valientes y débiles,  imprescindibles  e inconstantes, quijotes  y fútiles. La duda es piedra y camino que exige a los hombres a emprender una vida de batalladores  o de simples  desertores que deambulan  por los empinados y siempre curvados caminos. Este mundo requiere de hombres imprescindibles, de quijotes incansables y  obstinados  dispuestos a ser minoría en una tierra cada vez menos nuestra, donde los trayectos son mayores. Las  ideas serán nuestra  montura, convicciones eternamente galopantes  que no cederán ante las inconstantes e impredecibles adversidades.

Sebastián Beltrán Ospino

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